viernes, 25 de septiembre de 2009

Microdrama

TUC Y PAC

Aparece Tuc, con vestuario de jugador de tenis, trae una raqueta, comienza a calentar.

Por el otro costado aparece Pac, vestido igual a Tuc, pero con otros colores. Saca dos pelotas y se las avienta a Tuc.

Pac: Sacas.

Tuc y Pac se preparan. Tuc saca, pac golpea la bola, pero la vuela.

Tuc: 15-0

Pac le dice con la mano que siga. Tuc vuelve a sacar, esta vez Pac ni siquiera le da a la bola.

Tuc: 30-0

Pac, con rostro serio, le hace señas de que siga jugando. Tuc vuelve a sacar, Pac le pega a la bola pero esta da en la red.

Tuc: 40-0

Pac se enfurece, se acomoda en su lugar, espera el saque de Tuc, este se prepara, (en cámara lenta) lanza la pelota al aire, esta se eleva, comienza a bajar, Tuc la golpea, la bola cruza, Pac le da, esta vuelve a cruzar, Tuc parce no alcanzarla, Pac sonríe, Tuc no le da. Pac grita orgulloso

Pac: ¡Punto mío!

Tuc: Out (apunta el lugar donde pego la pelota)

Tuc guarda su raqueta y se va. Pac queda ahí, mirando el lugar donde pego la pelota.

Fin.

Decisión.

Un local abandonado de una plaza comercial que tiene mucho tiempo que esta fuera de servicio.
Efervecencio esta acurrucado en una esquina del local, parece estar dormido, despierta lentamente, toma un collar de perro invisible, hace como que acaricia al perro.
Efervecencio: sabes, camino, estoy cansando de tener que vivir en este lugar. Siempre tener que caminar por los mismos pasillos, que no te llevan más que de vuelta al mismo lugar. ¿A ti no te dan ganas de ver cosas nuevas? ¿De caminar por nuevos pasillos? ¿De cruzar la puerta del letrero con letras rojas?... ¿Cómo que cual?, pues la que no se debe cruzar. ¿te cuento lo que soñé?... ¿Cómo que ya estas arto de escuchar mis sueños?, pero este es mejor que los anteriores… ¿Qué siempre sueño lo mismo?... pero esta vez es diferente. Porque ahora le haré caso al sueño… ¿Cómo que porque?, pues porque los sueños nos los mandan los profetas. Bueno. Quieras o no, te contare el sueño. En el tu y yo caminábamos hacia la puerta y la abríamos y del otro lado todo era blanco, muy blanco, brillaba tanto que los ojos se ponían chiquitos, chiquitos. En ese lugar se respira algo que nunca he olido aquí… ¿Qué?... pues porque olía diferente a aquí. El corazón nos vibraba fuerte, fuerte. Y lloraba, y tú, llorabas también. Y entonces desperté. Así que yo me voy y tu vienes conmigo. (Efervecencio da un paso pero camino no se mueve, lo que hace que Efervecencio no pueda seguir adelante. Por la fuerza del tirón, cae. Se levanta) ¿Cómo que no vas? pero si siempre hemos andado juntos. ¿Tienes miedo?... no te preocupes, ya verás como todo va a estar bien. Los sueños no mienten. (Efervecencio lo acaricia) No me puedes dejar solo camino… ni yo a ti. Nos hemos cuidado el uno al otro toda la vida. Además tú no eres nada sin mí. Así que andando. (Salen del local. Se escucha un estruendo. Camino se asusta y sale corriendo, llevando tras de sí trastabillando en la carrera a Efervecencio, quien grita despavorido. Corre por un buen rato cruzando de un pasillo a otro. Hasta que se detiene frente a la puerta del letrero de letras rojas. Este en realidad dice salida. Pero Efervecencio no sabe leer. Se quedan quietos, viendo la puerta. La miran, se miran, la vuelven a mirar. Efervecencio se acerca a ella lentamente, estira la mano, la va a tocar. Camino lo jala) tranquilo Camino, todo va a estar bien. No… no hay nada malo ahí… ¿Cómo crees?... yo lo soñé, muchas veces lo soñé… no puede ser mentira... no camino, no podemos quedarnos aquí… ya no podemos quedarnos aquí… no te das cuenta que esto se está derrumbando. Vamos, vamos, tranquilo, no dejare que nada te pase… ahora tranquilo, espérame aquí… iré y te demostrare que no hay por qué tener miedo… (Efervecencio camina, pero camino lo rebasa. El trata de detenerlo, le grita que no. Pero camino rompe la cadena y pasa la puerta. De ella entra una luz muy blanca y fuerte. Cegadora… Efervecencio ve por ella atonito, no se atreve a moverse. Lentamente baja la mirada, llora. Abraza la cadena. Se acerca a la puerta y la cierra. Regresa lentamente al local del principio, se sienta donde mismo.) Se me había olvidado que ya no queda nadie. Que ya no hay nada allá afuera. Ni comida, ni agua, ni estrellas que ver, ni caminos que te acompañen. Ya nada mas queda esperar y soñar, soñar, soñar… (Lo sigue repitiendo hasta quedar dormido como al principio.

en algun lugar de los andes.

En un lugar de los Andes

POR VICTOR ISORDIA.

CONTACTAR A zidane110683@hotmail.com

Ejercicio #7

Manolo y Arnolfo

Manolo: No se, quizá me gustaría que no te murieras

Arnolfo: Quedamos que me ayudarías, ahora no te me rajes

Manolo: Pero es que ya no estoy seguro

Arnolfo: Tuviste toda una vida para convencerte

Manolo: Tal vez la vida fue muy corta

Arnofo: para mi duro toda una noche

Manolo: pues a mí me pareció tan solo un suspiro de esa noche

Arnolfo: es que tus noches siempre fueron muy lentas

Manolo: puede que haya nacido con las baterías descargadas. En cambio tu…

Arnolfo: si, lo sé, siempre he sido un sol, pero ya no quiero brillar mas.

Manolo: bueno, pero solo dije que quizá. Sigamos subiendo.

Arnolfo: Ya verás cómo no te arrepentirás

(renuevan el ascenso) (un poco más arriba)

Arnolfo: Aquí acamparemos hoy

Manolo: que bonito se ve todo desde aquí…(se escucha un crujir en lo alto)

Arnolfo: que fue eso?

(voltean a ver)

Los dos: AVALANCHA!!!!!!

(quedan completamente tapados de nieve, todo queda en silencio, lentamente vemos a Manolo salir de entre la nieve, busca desesperado a Arnolfo)

Manolo: Arnolfo!, Arnolfo!, donde estas? No te mueras que aun no he decidió si quiero que mueras, además aun no hemos llegado

(Por fin descubre una pierna de Arnolfo, lo desentierra)

Manolo: Arnolfo!, estas bien?

Arnolfo: (como sin nada) Un poco entumido, pero todo bien

Manolo: deja te abrazo

Arnolfo: siempre has sido tan atento

(tiembla)

Los dos: AVALANCHA!!!!

(se protegen, pero no cae nada, se dan cuenta)

Arnolfo: Creo que la montaña tampoco esta segura sobre mi muerte

Manolo: tal vez no quiere que mueras en ella

Arnolfo: Pues que egoísta

Manolo: es que tus podridas carnes la llenarían de moscas y gusanos

Arnolfo: tienes razón. Tendre que hacer algo al respecto

Manolo: estoy de acuerdo contigo, seria muy descortes de tu parte de no hacerlo

(vuelve a temblar)

Arnolfo: creo que la montana esta harta de nuestra presencia…

(Manolo saca una pistola)

Manolo: Callate!, estoy harto de que le eches la culpa a los demás. De que todos tengan que decidir por ti. Ni la montaña, ni yo, estamos seguros de querer que mueras… asi que ahora decidiras tú. Si das un paso para atrás, quiere decir que no quieres morir, si das el paso al frente, entonces disparare. Decide!

(Arnolfo duda, esta temlando, llora, se queja como un niño berrinchudo)

Manolo: De-ci-de!!!

(Arnolfo da un paso atrás y cae al vacio. Manolo queda viendo incrédulo, no sabe que hacer. Final mente tira el arma al vacio y comienza a bajar)

(se escucha un teléfono. En escena esta Manolo, asustado, al notar que el teléfono es el suyo, lo busca deseperado, de las bolsas saca un monton de tonterías, finalmente encuentra el teléfono debajo de su gorro. Contesta)

Manolo: Arnolfo?...No, en serio que no…Es que no me fije… te juro que no se aun si quiero que mueras… Donde estas?... Si, yo también ando en los Andes, pero, en que parte?

(Arnolfo entra con la ropa toda desacomodada caminado de espaldas a Manolo)

Arnolfo: En lugar muy nevado

Manolo: toda la montana esta nevada

Arnolfo: veo huellas frescas frente a mi (son sus propias huellas)

Manolo: A lo mejor son las mias

Arnolfo: (llora) Alguien me sigue

Manolo: no llores, tranquilo

Arnolfo: tengo miedo. No se de quien sean estas huellas

(los dos caminan de espaldas poco a poco se van acercando)

Manolo: con cuidado.

(Arnolfo se da la vuelta temeroso, ve a un tipo que se acerca a él de espaldas)

Arnolfo: veo a alguien que viene hacia mi. Tengo miedo!

Manolo: Preguntale su nombre

Arnolfo: (al tipo)como se llama?

(Manolo se da la vuelta al escuchar la pregunta)

Manolo: espera, encontré a un conocido, luego te hablo

Arnolfo: igual yo, bueno, bay

(cuelgan el teléfono, se abrazan)

Manolo: te andaba buscando

Arnolfo: tenia miedo de no volverte a ver

Manolo: yo también

Arnolfo: no nos volvamos a separar

Manolo: de acuerdo. Y si tanto quieres morir entonces yo quiero también que mueras. De hoy en andelante siempre estare de acuerdo contigo

Arnolfo: pero es que…

Manolo: que?

Arnolfo: que ya no quiero morir

Manolo: eres un indeciso, siempre estas con lo mismo. Quiere y luego no quieres

Arnolfo: asi me hizo la leche de mi madre. Un dia había y otro no

Manolo: cierto, la leche materna siempre marca nuestra carácter.

Arnolfo: no se, quizá me gustaría que no te murieras

Manolo: bueno, pero entonces subamos, tal vez ahora si lleguemos a la cima y alla veremos que decidimos.

Arnolfo: siempre me ha gustado como piensas

Manolo: Lo sé. Mi padre siempre decía que mi lengua era de un dictador

(comienzan a subir. Arnolfo encuentra una pistola, la esconde. Sigue subiendo)